En tierra, entre los estadounidenses, hay expectación, ansiedad y dudas. En las instalaciones de la NASA, confianza. Y en el espacio, al menos aparentemente, sensación de tranquilidad. "Ha llegado el momento de volver a casa y seguir trabajando para mejorar los transbordadores y prepararlos para volar en el futuro", dijo ayer Eileen Collins, comandante del Discovery, primer transbordador que ha vuelto al espacio tras la tragedia del Columbia en el 2003 y que hoy, a las 10.46 (hora española) debe tomar tierra con sus siete astronautas tras 13 días de misión.

Los ojos del mundo estarán mirando al cielo, especialmente cuando el transbordador entre de nuevo en la atmósfera terrestre. Una vez superado el momento en que hace dos años y medio se inició la tragedia, la atención se volcará en una complicada operación de aterrizaje.

La tripulación del Discovery, que ayer fue informada de que por primera vez en tres años y gracias a su trabajo funcionan los cuatro giroscopios de la Estación Espacial Internacional en la que han permanecido acoplados nueve días, vuelve satisfecha. Es la misma sensación que transmiten responsables de la NASA como Hale.