Las escasas instituciones meteorológicas que se dedican a elaborar previsiones a largo plazo --por cierto, muy discutibles-- descartan una repetición del verano 2003, que fue extraordinariamente tórrido, pero discrepan en todo lo demás. Así, el Centro Europeo de Predicción a Plazo Medio (ECMWF) y la Universidad de Columbia prevén para la península Ibérica un verano con lluvias y temperaturas en la media histórica, mientras que el Servicio Meteorológico Británico

(MetOffice) y el centro ECPC, vinculado a la NASA, pronostican unos meses relativamente frescos y húmedos.

Mayo tuvo unos días muy cálidos y ahora junio le sigue los pasos, pero ello no es necesariamente premonitorio. "Lo normal es que aquí tengamos un verano cálido y con poca lluvia, como suele ser habitual, pero garantizarlo es muy aventurado", resume Fermín Elizaga, jefe de predicción del Instituto Nacional de Meteorología (INM).

La predicción a largo plazo, por encima de los ocho o nueve días, es una disciplina en auge pero aún "demasiado experimental", asume Elizaga. Se trata de calcular a grandes rasgos la temperatura y la pluviometría de una estación --la anomalía general, sin detenerse en días concretos-- a partir de la circulación atmosférica, la temperatura del mar y otros parámetros, como la historia climática.

Para este verano, el ECMWF (con participación del INM) prevé precipitaciones ligeramente inferiores a lo habitual y temperaturas calurosas en el sureste y Baleares, mientras que el resto de España tendrá unas condiciones típicas del verano. Claro está que típico en muchas provincias equivale a superar los 40 . El pronóstico más optimista para España es el del MetOffice, que prevé dos meses con lluvias muy superiores a la media histórica. El ECPC también ha previsto unos meses de junio y julio frescos y lluviosos, aunque un pronóstico similar lo emitió para el mes de mayo.