El chapapote seguirá al menos 10 meses más en el fondo del mar. La extracción del fuel que permanece en los restos hundidos del Prestige no se podrá realizar hasta la primavera del año que viene, según confirmó ayer el vicepresidente de Repsol, Miguel Angel Remón, en una rueda de prensa en la que estuvo acompañado por el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente de la Xunta, Manuel Fraga.

La compañía petrolera, a la que el Gobierno encargó las operaciones de neutralización del buque hundido en alta mar, se plantea como primera posibilidad la absorción del fuel por gravedad, sin bombeo mecánico. Este sistema consiste en aprovechar el fluir natural del hidrocarburo, que saldría por un boquete de 70 centímetros de diámetro practicado en el pecio y sería recogido por unas bolsas gigantes de 250 toneladas de capacidad (inicialmente se habló de 1.000, pero se desechó esa opción).

Para comprobar que esta posibilidad es eficaz, Repsol hará una prueba en septiembre. Si sale bien, encargará la fabricación industrial de las bolsas, que concluirá en diciembre. Esto supone un retraso sobre el plan inicial, ya que en principio se pensó en extraer el fuel entre tres y seis meses después de la prueba inicial, es decir, a partir del próximo otoño.

Sin embargo, las malas condiciones meteorológicas habituales en esas fechas aconsejan empezar las labores cuando mejore el tiempo. Además, Repsol consideró que era económicamente arriesgado encargar todas las bolsas necesarias sin conocer los resultados de las primeras pruebas.

En los últimos días, el submarino Nautile ha comprobado que el fuel del Prestige aún fluye, lo que facilitaría su extracción, aunque Repsol enviará sus propios robots para analizar las condiciones del pecio. Son, en total, cuatro ingenios, dos italianos y dos franceses, que podrían reafirmar el sellado de posibles fugas y acondicionarían la zona para realizar la extracción.

UNA MARQUESINA

Si el fuel no fluye como se espera, Repsol encargaría la construcción de una marquesina para cubrir toda la superficie que ocupa el barco hundido, que se instalaría entre julio y agosto del 2004. Se trata de un techo ahuecado invertido pero apoyado sobre patas, entre las cuales los robots se desplazarían para efectuar inspecciones periódicas. El coste de la extracción del fuel ronda los 50 millones de euros (8.300 millones de pesetas), que se duplicaría si se tuviera que instalar la marquesina.

El retraso en las operaciones suscitó duras críticas de los ecologistas. Greenpeace considera "inaceptable" la fecha expuesta por Repsol y cree que la extracción "debería acabar antes del final del otoño", porque cuanto más se tarde "mayor será el vertido". Por su parte, el colectivo gallego Adega acusó al Gobierno de "dar largas" a la solución definitiva.