La tragedia recorrió Extremadura durante el verano cuando miles de hectáreas ardieron bajo el fuego de numerosos incendios; pero los más feroces ocurrieron en el suroeste (en Las Hurdes y en Valencia de Alcántara) a uno y otro lado de la frontera con Portugal. La acción urgente de los vecinos contribuyó en parte a que las llamas no alcanzarán mayores proporciones.