Unos ochenta extremeños de un grupo organizado se encuentraban ayer aislados en la localidad costera de Matalascañas, en Huelva, por el incendio forestal. Son cuatro los autobuses que estaban retenidos en esa localidad onubense por el corte de la carretera A-483, que une el municipio con Almonte y con la autovía A-49, que se vio afectada por el humo.

La excursión partió el pasado viernes con vecinos de Quintana de la Serena, Don Benito, Villanueva de la Serena, Orellana la Vieja y Campanario, según informó a Efe la responsable de la agencia organizadora, Rosa Carmona. La agencia de viajes estaba en contacto con las autoridades de la zona, transmitió un mensaje tranquilidad a la espera de la apertura de la carretera, algo que sucedió horas después, ya que la dirección del Plan Infoca autorizó la apertura de un carril, para permitir la salida de las personas que estaban en la playa de Matalascañas.

Fuentes del 112 precisaron a Efe que el carril se ha abierto poco antes de las nueve de la noche y que los vehículos que transitan por ella eran escoltados por la Guardia Civil.

JUGADORAS DE ALMENDRALEJO / Además de estos extremeños, otros 40 vecinos de Almendralejo estuvieron retenidos en el hotel El Cortijo de Matalascañas. Según explicó un padre, son las jugadoras, familiares y miembros de los equipos del Extremadura de fútbol femenino Sub14 y Sub19 que llegaron a Huelva el viernes para participar en un torneo de fútbol, que debía haber empezado ayer (se prolongará hasta el próximo viernes), pero las autoridades no lo permitieron.

Las jugadoras, de entre 14 y 19 años, pasaron el día tranquilas y disfrutando de la piscina del hotel, «yo creo que no se han enterado del incendio», comentó a este periódico el padre, quien anuncio que por la noche regresarían a casa.

Pese a la tranquilidad con la que algunos lo vivieron, en cuestión de minutos se desató un infierno. Así describieron los vecinos de Mazagón (Huelva) la situación vivida la noche del pasado sábado, cuando contemplaron, atónitos, cómo la columna de humo que se apreciaba a las afueras del pueblo se tornaba en voraces llamas que llegaban hasta las mismísimas puertas de sus casas.

En la mente de muchos de ellos se repitieron las dramáticas escenas del incendio ocurrido hace una semana en Pedrógão Grande (Portugal), donde decenas de personas quedaron atrapadas con sus coches cuando huían, con resultado trágico, y prefirieron refugiarse durante la noche a la orilla del mar. «¡Vámonos corriendo para la playa¡», fue el grito de guerra.

Durante toda la noche se vivieron escenas de ansiedad y de pánico. Nada más decretarse el nivel 1 de emergencias por incendio forestal, los miembros de protección civil se pusieron a recorrer los núcleos diseminados a voz en grito instando a los vecinos a «desalojar inmediatamente la zona».

El cámping Playa de Doñana, con 1.500 veraneantes, fue uno de primeros en evacuarse por la presencia de intenso humo y cenizas que hacía el aire prácticamente irrespirable. Testigos relataron el nerviosismo de esos primeros momentos, con gente precipitándose a toda velocidad con sus coches y saltándose la valla de entrada o colisionando por alcance ante la premura por salir cuanto antes. Ya fuera con lo puesto o con las maletas hechas deprisa y corriendo.

Ya de día, los desalojos se repitieron también en poblados chabolistas, donde todavía quedaban extranjeros aprovechando los últimos coletazos de la temporada de la fresa. En total, tuvieron que ser desalojadas unas 2.300 personas.