Carmen Fernández, la mujer que debía ser indemnizada con 1,7 millones por la retirada irregular de sus hijos Iván y Sara, ha fallecido debido a un cáncer y que, según los jueces, fue consecuencia de su "calvario" para recuperar a los menores.

Su abogado, Gabriel Velamazán, explicó ayer a los periodistas que Carmen murió hace unos días en un centro de cuidados paliativos de Cercedilla, localidad de la sierra de Madrid situada a unos 60 kilómetros de la capital, sola y sin la compañía de ningún familiar o amigo.

El fallecimiento se produjo como consecuencia del cáncer de pulmón, con metástasis cerebral, que según la Audiencia de Sevilla fue "consecuencia directa o indirecta del sufrimiento soportado" y por lo tanto "lesión sufrida de manera ilegítima".

La mujer había ganado las diez sentencias, pero la indemnización de 1,7 millones sigue paralizada en el Constitucional, órgano que había prometido darle celeridad teniendo en cuenta las circunstancias del caso.

Su abogado recordó ayer que solo cobró 210.000 euros, que le sirvieron para permitirse el único lujo de su vida: el alquiler de "un buen piso en un buen barrio de Madrid", donde ahora residía con su madre y su hija.

Según Velamazán, Carmen fue pobre toda su vida y "no sabía en qué gastarse el dinero", y de hecho para Navidad solo había pedido "gambas, bombones y un póster de David Bisbal", porque "el dinero le importaba un bledo, solo le preocupaba qué pasaría cuando ella faltara".

Su hija, ahora de 16 años, regresó voluntariamente con su madre hace dos años pero su hermano, de 14 años, prefirió quedarse con la familia de acogida, residente en Dos Hermanas. Ellos cobrarán ahora el dinero.

La Junta le retiró los dos hijos en 1996, cuando tenían 4 y 5 años, porque sufría un alcoholismo del que se recuperó a los pocos meses, pero a partir de entonces fueron inútiles sus esfuerzos por recuperarlos.