La Policía Nacional continuaba ayer buscando a la madre del recién nacido que murió anteayer abandonado en una papelera del casco antiguo de Zaragoza. Sobre las once de la noche, dos extranjeros escucharon un llanto y, al buscar en el basurero del que procedía, hallaron un bebé varón, todavía vivo, envuelto en una bolsa de plástico. Los transeúntes avisaron a emergencias, que no pudó hacer nada por reanimar al bebé, que conservaba la placenta y el cordón umbilical.

La policía vigilaba el entorno de la calle de los Cereros, donde se encontró al recién nacido, y los centros sanitarios de la ciudad para localizar a la madre, que necesitará atención médica por las secuelas del parto. El cuerpo científico desmontó la papelera en busca de huellas y restos de sangre que ayuden a identificar a la progenitora.

Al bebé se le realizará la autopsia. Un grupo de jóvenes que se encontraba en la zona cuando fue localizado el pequeño aseguraron que minutos antes habían visto correr a una mujer "muy alterada" en dirección a la plaza de Europa. Nada indicaba que la madre hubiese dado a luz cerca de la papelera dónde arrojó a su bebé.

El delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández, explicó ayer en la inauguración de unas jornadas sobre discapacidad y dependencia que el recién nacido no había cumplido los nueve meses de gestación y que se encontraba "en muy mal estado" cuando llegaron los servicios de emergencia. También indicó que "ingresó ya cadáver en el centro hospitalario".

El presidente del Foro Aragonés de la Familia, Javier Muñoz, aseguró que lo sucedido "es una tragedia".