Seis ancianos muertos y 24 heridos, cinco de los cuales aún permanecían anoche en el hospital, es el balance del trágico incendio que se registró durante la madrugada del martes en un asilo privado de Sevilla por un cortocircuito en la cama adaptada de una habitación. El centro cumplía con las medidas de seguridad, según confirmó la Junta de Andalucía, pero la escasa movilidad de muchos de los residentes y el hecho de que durmieran con las puertas abiertas provocó que el inmueble se convirtiera en una trampa mortal a causa del intenso humo que se extendió por todo el edificio.

Las alarmas saltaron poco antes de la medianoche, cuando una de las dos enfermeras que se encargaban del turno de noche en la Residencia Aurora y que hacían ronda cada 20 minutos, según la dueña del centro, oyó un fuerte ruido en la parte superior y comprobó que salía una intensa humareda por las escaleras. Junto con un vecino que se acercó al ver lo que sucedía trató de acceder a la segunda y última planta para rescatar a los ancianos, pero el humo se lo impidió.

CADENA HUMANA Fuentes municipales explicaron que los bomberos tardaron apenas cinco minutos en llegar al lugar, alertados por las llamadas de vecinos asustados, y para entonces ya se había formado una cadena humana de policías y voluntarios para sacar a los ancianos, muchos con más 80 años de edad y que quedaron atrapados en la primera y segunda planta. El inmueble quedó desalojado en 15 minutos, como certificaron los vecinos. Pero alguno de ellos criticó que la presencia de rejas en la mayor parte de las ventanas habría podido dificultar el rescate. Los agentes indicaron que la reducida movilidad de los afectados no habría permitido otras fórmulas de rescate, como escaleras mecánicas.

La rápida intervención de los servicios de extinción impidió que las llamas se propagaran más allá de la estancia en la que se iniciaron, que quedó completamente arrasada. Las primeras investigaciones apuntan a que el incendio se produjo por un cortocircuito en el cableado de la cama adaptada en la que se encontraba postrada una mujer de 65 años con una enfermedad degenerativa, y que fue la única que falleció calcinada, aunque tampoco se descarta un problema eléctrico en un aparato de aire acondicionado, que también estaba en la habitación.

SIN DENUNCIAS Las víctimas mortales, cuatro mujeres y dos hombres, tenían entre 65 y 97 años. Otros 18 ancianos de entre 84 y 97 años --así como los dos enfermeros y cuatro policías-- requirieron atención médica por inhalación de humo, y cinco de ellos siguen ingresados.

El geriátrico "parecía" cumplir todas las medidas de seguridad y no contaba con ninguna denuncia acerca del trato ofrecido o deficiencias en las instalaciones, según explicó el comisario de la Policía Nacional del distrito y confirmó la Consejería de Bienestar Social e Igualdad de la Junta de Andalucía, que no obstante fue incapaz de precisar ayer cuáles son estas medidas antiincendios, de accesibilidad o incluso la ratio de personal exigible, ni por qué los ancianos con mayores problemas de movilidad se encontraban en la última planta del inmueble.

Sí señalaron que el asilo contaba con resolución de autorización previa de creación desde mayo del 2002, y con resolución de funcionamiento desde hace cuatro años, en la que se especificaba que su capacidad era para 22 personas, entre abuelos válidos y asistidos. En el momento del siniestro había 24. La última revisión se hizo en septiembre, y entonces se requirió que se realizaran algunas modificaciones, que tampoco supieron precisar, y que debían haber sido comprobadas el mes próximo.