La familia que corre unida, permanece unida. Podría ser el lema de la familia Hernández Ramos, que forman Susi Hernández, su mujer Saray Ramos y sus hijas Gemma Isabel, de 9 años y Saray, de 3. Todos corren, incluso la pequeña, que de momento no lo hace si no va de la mano o junto a su madre y que ya ha logrado un segundo puesto de su categoría en una carrera popular, cuenta orgullosa su madre.

Todo empezó cuando Susi, que preside el club de atletismo de Plasencia, comenzó a correr como parte de su entrenamiento para prepararse oposiciones a bombero. El, que "toda la vida había jugado al fútbol", se dedicó desde entonces a entrenar y competir y ya lleva diez años corriendo. Ahora, compite sobre todo en medias maratones y ha acudido con el club de atletismo a campeonatos de España y de Europa de media maratón logrando numerosos triunfos. De hecho, este año quedó tercero con el equipo nacional en el Campeonato del Mundo de Media Maratón y el año pasado, ocupó el mismo puesto en el Campeonato de Europa de Media Maratón y en el Campeonato de España de Maratón.

Susi tiene la culpa de que su mujer Saray se aficionara a las carreras. Ella cuenta que "cuando preparaba las oposiciones, yo le acompañaba a todas partes, le cogía marcas. Empecé a observar a todos los corredores y pensé ¿por qué no corres?".

Y ya lleva cuatro años compitiendo. Lo hace en carreras populares y no se baja del podio. Lleva dos años ganando la carrera de Campo Arañuelo y este verano ganó también la de La Vera. Pero para ella, correr es ya "como una droga. Cuanto más corres, más quieres correr y como no corras 45 o 50 minutos al día, estás de un humor de perros. Además, es buenísimo", subraya.

Por eso, está encantada con que su hija mayor haya decidido seguir los pasos de sus padres. Lleva corriendo desde los seis años y es toda una campeona porque "de 40 carreras que habrá corrido, en 35 o 36 ha quedado la primera", dice su madre. Para su padre, que la entrena en ocasiones, "tiene cualidades" y la mayor ilusión de su madre sería "que hiciera las mínimas para entrar en un centro de alto rendimiento".

Y de verlos correr a todos, el miembro más pequeño de la familia, Saray, se aficionó. Aunque le da vergüenza, sobre todo si hay familiares viéndola, su madre cuenta que "se apunta a todas las carreras y le encanta eso de que la aplaudan. Este verano, no hacía más que decirme que quería un rosal (dorsal en su idioma)". Eso sí, de momento, corre siempre junto a su madre.

Susi y Saray están orgullosos de que sus hijas sigan su ejemplo porque les ha unido aún más --cuando acaba una carrera popular, Susi vuelve atrás y acompaña a su mujer a la meta-- y , como dice Susi: "Les transmitimos valores porque este es un deporte sano, limpio".