Ni playas idílicas, ni yates-escaparate, ni shopping frenético. La fiesta, las discotecas y los restaurantes más fashion copan gran parte del cronómetro vacacional de los famosos y famosillos de paso por Ibiza. Es en ese habitat, oscuro y desenfrenado, donde ellas pueden mostrarse divinas de la muerte, mientras ellos se entregan a destajo al noble deporte del hedonismo.

Andrea Casiraghi suma los mejores tiempos en las modalidades de permanencia en los locales de moda, y de resistencia: el hijo mayor de Carolina de Mónaco se ha especializado en cerrar la ruta más canalla de la isla, acompañado por su ligue español, la actriz María Jurado, (ambos, en la foto de la izquierda) y un grupo de amigos incombustibles. Su recorrido comenzaba en restaurantes de moda --Macao o La Diosa, la revelación de la temporada-- y seguía a toda pastilla por discotecas y afters .

Su modus operandi siempre es el mismo. El principito huye de las zonas VIP para mezclarse con la plebe y bailar hasta empapar la camiseta. Después de tres días sin tregua, cerró un fin de semana loco en el reafter DC10 a las nueve de la noche. Con las pupilas dilatadas, tuvo fuelle para rematar en el Pin Up, donde apuró la fiesta, aceleradísimo, y encendiendo un cigarro tras otro.

La número dos en adicción a la fiesta es la actriz Paz Vega (en la foto de arriba) que reparte su energía entre su amantísimo marido Orson --exgogó de Privilege-- y la pista de baile. Su circuito es infinito, con parada fija en las fiestas privadas. Está empatada con el habitual de Ibiza Pocholo (en la imagen de abajo, en el Oriental), que este año perpetra el sarao semanal, llamado A pescar , en Amnesia.

En reñida competición nocturna están los que van y vienen, como Fonsi Nieto y la re-animadísima Elsa Pataky, que se plantaron en Pacha el día que el motorista triunfó en Donington.

El templo del baile por excelencia, Space, no logró hacer dar ningún paso adelante a Miguel Angel Muñoz ni Mónica Cruz, más pendientes de que les vieran hacer manitas que de cualquier coreografía.