La terapéutica con que son tratados, en Occidente, los infectados por el virus del sida, --tres familias de fármacos que suprimen tres de las puertas por las que el VIH entra en las células inmunológicas--, acaba de incorporar una nueva línea de acción que frena un cuarto acceso vírico, el que facilitaba la enzima integrasa. Esta incorporación, aún en ensayo pero ya autorizada por su inicial eficacia, resultará vital para el 20% de los infectados por el VIH a los que los comercializados han dejado de hacer efecto. En España están en esa situación más de 15.000 de los 70.000 infectados por el virus del sida que siguen tratamiento.

La función de los fármacos inhibidores de la integrasa --el primero se llama raltegravit y es de Merck-- consiste en impedir que el VIH deposite una copia de su material genético dentro de los genes de la célula sana, un paso, irreversible en la vida del enfermo, que el virus realiza con gran facilidad saltando de una célula a la siguiente hasta reunir más de 10.000 copias por mililitro de sangre en un día. Esa puerta no se había podido identificar y frenar hasta ahora.

MAS VENTAJAS Otra de sus virtudes, afirman sus promotores, es la potencia y rapidez con que fulmina a los millones de copias del VIH que acumula un infectado, hasta dejar al virus indetectable (no ausente) en la sangre. Así lo explicó ayer el doctor Josep María Gatell, del Hospital Clínic, de Barcelona, que ha coordinado los estudios hechos en España con raltegravit, simultáneos a los que se han realizado en el resto de Europa y EEUU.

El nuevo fármaco, afirmó Gatell, no provoca intoxicaciones como las que causan sus predecesores, los inhibidores de la proteasa, que alteran el metabolismo de los lípidos y dan lugar a una lipodistrofia --reparto desigual de la grasa corporal--, que implica riesgo de sufrir crisis cardiovasculares e infarto. "Es uno de los medicamentos antirretrovirales más poderosos, rápidos y mejor tolerados por los enfermos de que disponemos", aseguró.

Las terapias antisida han combinado hasta el momento en el mundo 22 fármacos cuyas funciones han sido anular a dos enzimas que facilitaban la invasión del VIH en el sistema inmunológico --la transcriptasa inversa y la proteasa-- y, en un tercer caso, invalidar los intentos del virus para fusionarse con el núcleo de las células humanas. Desde 1995, cuando se diseñaron los inhibidores de la proteasa, los afectados occidentales que acceden a las terapias --no así en países pobres-- viven de forma confortable y sin la amenaza mortal que hasta entonces marcó a esta enfermedad.

CALIDAD DE VIDA "Un 60% de los 3.200 infectados por el VIH que visitamos en el Clínic están muy bien, tienen una apreciable calidad de vida y se han adaptado a sus terapias, a pesar de los efectos secundarios", explicó el especialista.

Sin tratamiento, el virus del sida avanza por las diferentes células del sistema inmunológico hasta invalidarlas, algo que consigue de forma importante tres o cuatro años después de iniciarse la infección. Ese es el proceso que sufre un 90% de los afectados por el VIH en Africa y Asia, una población para la que contraer el virus del sida significa, ahora, morir a corto plazo por infecciones y tumores simultáneos ante los que su sistema inmunológico no tiene posibilidades de actuar.