Cuando aún no se ha recuperado del paso del mortal tifón Ketmasa , que hace menos de una semana dejó a su paso 227 fallecidos, Filipinas se encuentra nuevamente en vilo ante la amenaza de otro tifón, bautizado esta vez como Parma . Las previsiones apuntan a que podría llegar durante las próximas horas si no se desvía hacia Taiwán.

El torbellino se encontraba ayer a unos 600 kilómetros al oeste de Filipinas y avanzaba hacia el archipiélago a una velocidad de 24 kilómetros por hora. Sus vientos huracanados --de 150 kilómetros por hora-- pueden transformarlo en un tifón muy dañino cuando toque tierra.

El balance del desastre causado por el primer tifón, facilitado ayer por el Centro Nacional de Coordinación de Desastres, suma a los 227 fallecidos, 42 desaparecidos, 375.000 personas sin hogar y casi dos millones de afectados. Las pérdidas económicas por daños a infraestructuras y cultivos ascienden al equivalente a 70 millones de euros. Unas consecuencias muy graves pese a que cuando tocó Filipinas era solo una tormenta tropical.

El Ketmasa se cebó también en Vietnam --85 fallecidos-- y Camboya --11--. La ciudad vietnamita de Hoi An, Patrimonio de la Humanidad y conocida por sus edificios coloniales, estaba anegada por el agua, que en algunos puntos superaba los tres metros.