La madre de Alba está en la cárcel. Tras una rectificación de la fiscalía, que esta vez sí pidió el ingreso en prisión, el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Cerdanyola del Vall¨s envió ayer a la cárcel a Ana María C. F., de 26 años, por su presunta implicación en los malos tratos sufridos por su hija Alba, de 5 años. El sumario permanece secreto.

La madre de Alba declaró el lunes en Cerdanyola y la fiscal, a diferencia del día en que compareció en el juzgado de guardia de Barcelona, solicitó su encarcelamiento, ahora aprobada.

El caso Alba, tras pasar por dos juzgados de Barcelona --los dos que recibieron sendos partes hospitalarios de lesiones-- y uno de Fraga (Huesca), se encuentra ahora en manos de un juzgado de Cerdanyola del Vall¨s. La explicación es que los hechos se cometieron, presuntamente, en Montcada i Reixac, localidad adscrita al partido judicial de Cerdanyola. Por este motivo, el titular del Juzgado de Instrucción 24 de Barcelona, que recibió el parte de las lesiones que sufrió el 4 de marzo, se inhibió en favor de su colega de Cerdanyola.

Hace una semana que la madre, detenida junto a su pareja por la supuesta agresión por la que la niña está grave desde el 4 de marzo, quedó en libertad, aunque acusada de asesinato en grado de tentativa. Su pareja, Francisco Javier P., ingresó en la cárcel por ese delito.

La juez de guardia de Barcelona se guió por la postura de la fiscal, que no solicitó prisión para la madre pero sí para su compañero. Las declaraciones de los dos fueron a parar al Juzgado de Instrucción número 24 de Barcelona, el que recibió el parte del hospital por la última agresión.

Durante la semana en que la madre ha estado en libertad, desde que el martes declarara en Barcelona, ha intentado ver a Alba en el hospital del Vall d´Hebron, donde no la dejan entrar, y también ha acudido a la Dirección General de Atención a la Infancia. Ademá, mantuvo una larga conversación con un inspector de policía de Montcada.

Ella explicó el sábado a este diario que telefoneó al inspector y, tras reiterarle su inocencia, le reconoció que empezaba a atar cabos que la hacían pensar que su pareja no se había portado bien con la niña. Toda la información que recibió fue remitida al juzgado de Cerdanyola través de un oficio, que recoge que la niña lloraba cuando estaba con él a solas.