La pesadilla de los huracanes aún no ha terminado este año en EEUU. Tras los destrozos causados por el Katrina y el Rita , anoche el Wilma se encaminaba hacia las costas del sur de Florida, con vientos de más de 160 kilómetros por hora. "Se va a disparar como un cohete", advirtió el director del Centro de Huracanes, Max Mayfield, mientras 160.000 residentes de las zonas amenazadas recibieron órdenes de evacuar.

"Si no se marchan, van a tener graves problemas", avisó Bill Wagner, el director de gestión de emergencias del condado de Monroe, uno de los que anoche aguardaban en vilo la llegada del huracán.

Tanto las autoridades locales de gestión de emergencias como la FEMA, la agencia federal que se ocupa de hacer frente a las catástrofes, se esforzaron ayer por subrayar y bendecir sus preparativos para paliar las consecuencias del huracán. "Estamos listos para el Wilma y, sea cuál sea su impacto, estamos perfectamente preparados para movilizarnos", aseguró Butch Kinerney, portavoz de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, cuya actuación fue pésima cuando el Katrina impactó en Nueva Orleans.

sta agencia alertó a docenas de helicópteros militares y almacenó 13,2 millones de comidas preparadas, además de gasolina, agua y hielo, para hacer frente al Wilma .