Una cantidad indeterminada de fuel del Prestige , aunque posiblemente pequeña y dispersa, sigue enterrada en los fondos marinos de la Costa da Morte y seguirá aflorando durante años en forma de minúsculas bolas. Este es al menos el resultado de los análisis efectuados en la zona en los últimos meses, según explicó ayer Joan Albaigés, investigador del CSIC y vicepresidente de la comisión científica que buscó soluciones al desastre. En cualquier caso, los efectos sobre los recursos pesqueros y el medio ambiente serán escasos, añadió.

La mayoría de los hidrocarburos que vertió el Prestige fueron recogidos o llegaron de forma desastrosa hasta la costa, pero una pequeña parte se acabó hundiendo en el fondo del mar por dos motivos esenciales: porque pesaba casi tanto como el agua y porque se mezcló con la arena agitada por el oleaje. Con posterioridad, la mar de fondo cubrió los restos con nueva arena, en ocasiones hasta con dos metros de grosor. Y allí quedaron y permanecen hasta que las tormentas violentas los devuelven a la superficie y los van acercando a la costa. La mayor concentración de fuel, nunca excesiva, se halla a una profundidad de entre 50 y 300 metros.