TYto creo que hay quien se va de vacaciones con el único motivo de hacer fotos, o mejor dicho, con el único motivo de hacer fotos que poder enseñar a los amigos. Seamos sinceros, todos hemos caído en el vicio de mostrar nuestros recuerdos, pero nada hay comparable a los verdaderos expertos, a los maestros del comentario. Son los que a finales de agosto o principios de septiembre sienten que se les cae de nuevo la casa encima. No forman parte de ese porcentaje de parejas cada vez más alto que se separa justo cuando vuelven pero sí de esas para las que estar solos supone lo más parecido a una condena, así que, tras el viaje organizado con otros diez mil, necesitan imperiosamente un público al que contar lo bien que se lo han pasado. Hay que echarse a temblar cuando llaman con la vieja excusa de invitarte a una cena. No valen los pretextos. Aguantaste estoicamente el álbum de la boda y resististe el video comentado a dos bandas y tiempo real. Sabes lo que te espera, pero la amistad mal entendida empieza siempre por los demás, por eso acudes.

Ahora estás sentado en su sofá, con una copa en la mano y mil fotos esperando. Nosotros delante de la pirámide, este es el guía del que te hablé, mira qué graciosa en el camello- Y así, entre comentarios más o menos afortunados, quitándose la palabra a trompicones, te cuentan hasta el más mínimo detalle. Hay muchos como ellos. Son los que pierden el tiempo delante del Partenón sin verlo, sin admirarlo, pensando en la cara de envidia que pondrán los amigos cuando les enseñen la foto.

Se va acercando el final de agosto. No caigamos en esas tentaciones, líbrenos Señor. Amén.