Dieciséis incendios seguían anoche activos en Galicia, otros nueve estaban controlados y ocho, estables, aunque ninguno representaba riesgo para la población, según los últimos datos de la Xunta, que calcula que la superficie quemada en esta oleada de fuegos superará a la que ha ardido el resto del año, unas 11.500 hectáreas.

Así lo adelantó -a falta todavía de datos concretos- la conselleira del Medio Rural, Ángeles Vázquez, que durante su comparecencia en sede parlamentaria cultó de esta catástrofe a la «actividad incendiaria y homicida» de los causantes de los fuegos, dado que -ha sentenciado- «el cien por cien de los incendios fueron provocados».

Mientras, la Policía Nacional abrió a lo largo de la jornada una dirección de correo electrónico para que los ciudadanos aporten información de forma anónima sobre los incendios de este fin de semana en Vigo y Redondela para recabar pistas sobre los posibles responsables.

Una vez desactivadas todas las medidas preventivas por la proximidad del fuego a zonas pobladas y superados los momentos críticos -la llegada de las lluvias ayudó a los equipos de extinción-, el debate político sobre la gestión forestal en la comunidad autónoma se ha abierto paso tras las manifestaciones de protesta el lunes en diversas ciudades gallegas.

Acompañada por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, la ministra de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, visitó varios enclaves afectados, al igual que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias.

Alberto Núñez Feijóo, que trasladó personalmente el pésame a las familias de los cuatro fallecidos, sostuvo que ya ha pasado la «peor fase» y que ahora toca comenzar a evaluar las consecuencias, dando prioridad a la recuperación de las viviendas de quienes las han perdido.

El titular de la Xunta manifestó que se trata de «un problema de atentados» y de «delincuentes homicidas», término empleado para referirse a los incendiarios, mientras que lamentó que las fuerzas de la oposición instrumentalizan políticamente la catástrofe.

Núñez Feijóo acompañó a la ministra García Tejerina en su visita al centro de coordinación de Santiago de Compostela y posteriormente a Oseira (Ourense), una zona muy castigada por las llamas y en la que se encuentra el monasterio del mismo nombre, que fue desalojado.

LLAMADA A LA INTOLERANCIA / La ministra pidió a la sociedad que sea «absolutamente intolerante» con los incendiarios y ha alabado la labor de los equipos de extinción, además de adelantar que el Gobierno habilitará ayudas para las zonas más afectadas.

Por su parte, en la aldea de Chandebrito, en el ayuntamiento de Nigrán, Pedro Sánchez informó de que, en su próxima reunión con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, pedirá la activación del fondo de solidaridad europea para Galicia, Asturias y Castilla y León, las tres autonomías más afectadas por los incendios.

Del mismo modo, solicitó «cautela» a la hora de demandar responsabilidades políticas y ha afirmado que en el PSOE serán «leales» y no repetirán el comportamiento del PP con motivo de la ola de incendios de 2006, cuando había en Galicia un gobierno bipartito de PSdeG y BNG.

Pablo Iglesias subrayó que «en política hay que asumir las responsabilidades» y ha instado a la Xunta a hacerlo con las suyas en materia de incendios forestales.

El panorama ahora es desolador y, por ejemplo, en la localidad lucense de Cervantes, en pleno corazón de Os Ancares, las llamas han consumido zonas de alto valor ecológico y natural, con castaños centenarios que han sido pasto de las llamas y han puesto en peligro hábitats de animales amenazados como el oso pardo o el urogallo.

Vecinos de la localidad orensana de Carballeda de Avía han descrito estos sucesos como «tormentas de fuego» que, en cuestión de horas, arrasaron montes cercanos y alguna vivienda, causando ayer la muerte a un hombre que trataba de socorrer a su ganado.

A este vecino se le daba ayer el último adiós en una iglesia rodeada de tierra quemada.

Destruido por completo ha quedado también el aserradero de As Neves, donde trabajaban 24 empleados, y donde ahora se amontona maquinaria calcinada, cientos de troncos ennegrecidos y las cubiertas metálicas retorcidas por el calor.

SITUACIÓN EN ASTURIAS / Por otra parte las intensas labores de extinción, la llegada de las lluvias y el descenso de las temperaturas han permitido acabar con la oleada de incendios en Asturias, donde a primera hora de la noche ya no quedaba ningún fuego activo y solo había ocho controlados, frente a los más de treinta registrados el lunes.

A las ocho de la tarde se habían extinguido los dos últimos que permanecían activos en Asturias, el de Sobrerilla, en Teverga, y otro reducido en Serandinas, en Boal, según datos facilitados por el Gobierno del Principado y el Servicio de Emergencias del 112.

Controlados, es decir aislados y sin avance, se contabilizaban a la misma hora ocho focos repartidos por varios concejos.