Las bolas de fuel han traspasado la frontera del río Miño y han llegado a las playas de Esposende, una zona de singular belleza natural que se encuentra a 350 kilómetros al norte de Lisboa, cerca de Viana do Castelo.

Pequeñas galletas de petróleo de 10 centímetros de diámetro invadieron casi cuatro kilómetros de arenal en el país vecino, en las playas de Apúlia y de Póvoa de Varzim. "En general son del tamaño de una aceituna y están rodeadas de mucha basura", asegura el director del área protegida de Esposende, Luis Macedo, que indica que la mayor mancha "es de unos 10 metros cuadrados".

PROCEDENCIA DUDOSA

No está aún claro que estas bolas de crudo procedan del Prestige , ya que la dirección de los vientos no deberían haberlas llevado a esa zona. Además, en playas del Alentejo llegaron días atrás manchas que procedían de la limpieza de tanques de petroleros, una práctica "infelizmente muy común" en esas aguas, según Macedo. Aún así, el comandante de la Capitanía de la zona, Costa Reis, cree que el viento del sur "puede haber contribuido a fraccionar más las manchas arrastrándolas a nuestra costa". Por si acaso, el Instituto Hidrográfico Portugués, en Lisboa, está analizándolas para tratar de determinar su procedencia con exactitud.

En los arenales afectados trabajaron ayer miembros del Servicio de Combate contra la Polución de la Marina portuguesa y funcionarios de la zona. Las autoridades lusas consideran que hoy finalizará la recogida de las bolas de fuel.

Más al norte, en la costa gallega, el petróleo continúa invadiendo las playas. En Carnota se han apreciado manchas muy parecidas a las de las primeras mareas negras, por lo que los marineros sospechan que no proceden de las rocas, como asegura el Gobierno, sino que son nuevas. Así se lo comunicaron pescadores de la cofradía de Lira al alcalde de Carnota, Xosé Manuel García. "El color y la textura de estas manchas son como los de las primeras mareas negras", indica el alcalde. Muxía es otra zona afectada de nuevo por el fuel, aunque su alcalde, Alberto Blanco (PP), cree que "aquí no hay vertido nuevo", y el que se limpia "va de un lado a otro" o se "despega" de las pequeñas calas.

Por su parte, el Fondo Internacional de Indemnización de Daños Causados por la Polución con Hidrocarburos (Fipol) anunció ayer que indemnizará a las víctimas del vertido del Prestige con un máximo de 180 millones de euros (unos 30.000 millones de pesetas). Esta cifra deberá repartirse proporcionalmente entre los afectados de España y Francia. La Fipol puso ayer 155 millones de euros (25.790 millones de pesetas) a disposición de las víctimas. Los 25 millones restantes (4.160 millones de pesetas) corren a cargo de la aseguradora del petrolero.