Corea del Sur se encuentra bajo amenaza ecológica. El crudo vertido el viernes pasado por el Hebei Spirit, un petrolero hongkonés que colisionó con un carguero surcoreano, llegó ayer a su costa occidental, tiñendo de negro unos 17 kilómetros del litoral, muy cerca del Taean Haean, el único parque natural con el que cuenta el país asiático, que ahora se enfrenta a su peor crisis medioambiental en sus poco más de 50 años de historia.

"Hemos tomado todas las medidas para que el petróleo no llegue ni al parque ni a las piscifactorías de la zona", dijo un portavoz del Ministerio Marítimo y Pesquero, lo que se tradujo en un dispositivo que ayer abarcaba a 1.200 voluntarios, 103 buques y seis helicópteros que trataban de limpiar las 10.000 toneladas de fuel vertidas por el buque.

Las vayas para frenar el avance del crudo y los monos de color blanco --como los usados a finales del 2002 en Galicia tras el siniestro del Prestige-- forman ahora parte del paisaje de esta zona, situada a 100 kilómetros de Seúl.

Según la Guardia Costera, el petróleo aún no había afectado ayer al ecosistema marino de la zona, pero los fuertes vientos y corrientes empujaban el crudo hasta el parque de Taean Haean, que cuenta con una costa de 530 kilómetros de longitud, 120 islotes y una treintena de playas y es, también, una importante parada para las aves migratorias. El portavoz de la Federación Coreana de Movimientos Ecologistas, Lee Pyong-gook, se refirió al "mar de fuel" e incidió en los daños para los animales, la naturaleza y la economía de la zona.