Sequías prolongadas y de vez en cuando lluvias torrenciales cada vez más intensas. Eso es lo que marca el libro de ruta del cambio climático para el centro de la Península y lo que acaba de suceder en la meseta. Una concatenación de tormentas acompañadas de fuertes vientos ha provocado en los dos últimos días inundaciones en Madrid y pueblos castellanos, ha arrasado la cosecha de 60.000 hectáreas de cereal manchego y mantenía cortada al cierre de esta edición la comunicación por vía férrea de la capital de España con Levante.

Varias poblaciones como Getafe y Avila recibieron ayer una cantidad sin precedentes de agua en un mes de mayo. Entre 35 y 44 litros por metro cuadrado en tan solo 12 horas. Donde más fuerte golpeó la tormenta fue en Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), donde estas mismas cantidades cayeron en tan solo una hora y media. El agua alcanzó allí los tres metros de altura, provocando la caída de muros, árboles e inundando viviendas y garajes. Situaciones parecidas se produjeron en otras poblaciones toledanas.

Parecidas cantidades se abatieron sobre Madrid, donde las infraestructuras deberían haber resistido.