La enorme tormenta que sacudió el fin de semana pasado las costas rusas y ucranianas del estrecho de Kerch, que separa los mares Negro y de Azov, se ha cobrado al menos tres vidas humanas y ha originado un desastre ecológico como no se veía en la zona desde hace muchos años. Cinco barcos naufragaron y 23 tripulantes cayeron al agua al encallar o romperse sus buques. Además, centenares de aves han muerto intoxicadas por el fuel y el azufre vertido por dos embarcaciones. Decenas de miembros de los equipos de rescate de los países implicados trabajaban ayer en la búsqueda de más náufragos y en la limpieza del mar en medio de un fuerte oleaje.

Vientos de 100 kilómetros por hora y olas de hasta cinco metros obligaron a más de 30 embarcaciones a resguardarse en los puertos, pero cinco buques no lo lograron. Uno de ellos, el ruso Najicheván , perdió a sus ocho tripulantes tras naufragar (tres de los cadáveres fueron hallados ayer y el resto seguían desaparecidos) y derramó más de 6.500 toneladas de azufre.

PARTIDO EN DOS A la contaminación de las aguas de Kerch se sumó el petrolero Volganeft , que la madrugada del domingo sucumbió al temporal partiéndose en dos y arrojando al mar a sus 13 tripulantes y casi 2.000 toneladas de combustible. Todos los marineros lograron salvar la vida, pero no así las aves que se posaron sobre la mancha de fuel, que ayer superaba los 12 kilómetros de extensión y ya había llegado a algunas playas.

Los otros tres buques afectados fueron el Jodzha Ismail , un chatarrero de bandera georgiana hundido cerca de Sebastopol y cuyos 15 tripulantes seguían anoche desaparecidos, y los rusos Amalteya y Flagman , que quedaron encallados en la orilla ucraniana del estrecho de Kerch. El temporal empezó a amainar ayer, aunque las autoridades han aconsejado a los patrones de los barcos no salir del puerto.

La costa de San Francisco (EEUU) seguía ayer intentando recuperarse de su peor vertido de fuel en dos décadas, cuando un mercante perdió 228.000 litros. El daño mediambiental aún no se ha concretado.