Cada vez que se sube el tabaco en Francia, los comerciantes del otro lado de la frontera se frotan las manos. La última de estas alegrías se la dio el Gobierno del país vecino el pasado lunes, cuando incrementó en un 6% el precio de los cigarrillos. Un aumento similar al que se aplicó en noviembre del 2009, y que ha provocado que el cartón de la marca más vendida en aquel país (Marlboro) sea 25 euros más caro que en España. Una diferencia de precio que ha hecho crecer el número de fumadores franceses que se desplazan hasta La Jonquera y El Pertús para abastecerse, tal y como se ha podido ver este fin de semana, en el que los franceses disfrutan de un largo puente. Del mismo modo ocurre en la frontera de Portugal con Extremadura. Numerosos lusos la cruzan para proveerse de cigarrillos y respostar de gasolina sus coches.

Con la subida de precios, Francia consigue recaudar más impuestos, pero poca cosa más, porque, para desesperación de las autoridades sanitarias, el número de fumadores sigue sin disminuir. Esta carestía tiene, además, efectos no deseados. Uno de ellos es el aumento del turismo de estanco a ciudades fronterizas de España: de la mitad sur de Francia los fines de semana parten autobuses de fumadores hacia El Pertús para aprovisionarse de tabaco. Otro efecto es la expansión del mercado negro que, según la confederación de estancos franceses, supone entre un 15% y un 20% de las ventas. Todo ello ha causado una paulatina desaparición de estos comercios en Francia: en siete años, se han cerrado más de 80 estancos en el sur de Francia.

PRUDENCIA En los tres kilómetros que separan La Jonquera de El Pertús hay siete estancos, algunos de ellos situados entre los 10 primeros de España en volumen de ventas. Sus propietarios son reacios a dar cifras y sienten cierto pudor a la hora de reconocer que tienen entre manos un negocio boyante, como si el hacerlo público pudiera acabar con la gallina de los huevos de oro.

"Todavía no he podido calcularlo. Tendremos que esperar unos 15 días para comprobar si, efectivamente, la subida del tabaco en Francia ha hecho aumentar las ventas", explicaba ayer el propietario de la expendiduría de tabaco número 1 de La Jonquera. Un comerciante que responde amablemente a las preguntas pero que prefiere que no se publique su nombre. "No conviene que hablemos mucho de esto, porque al Gobierno francés no le gusta, son muy suyos" dice, bajando un poco la voz.

La conversación se ve interrumpida por las constantes instrucciones que el propietario da a sus empleados, desbordados por la cola de franceses que hacen fila ante la cajera con ramilletes de cartones entre los brazos. "¡Abrid otra caja! ¡Pasen por aquí, señores!", indica a la clientela. "Sí. Ahora hay muchos clientes, pero necesitaría que este ritmo se mantuviera cinco horas. Tengo una docena de trabajadores y son muchas nóminas que pagar", explica.

Afuera, un joven de Narbona llamado Delpeche reconoce que muchos de sus amigos se desplazan periódicamente a El Pertús para comprar tabaco. "Algunos lo hacen en autocar y no siempre cumplen con el máximo de cuatro cartones que exige la ley", admite.

En la misma calle, doscientos metros más arriba, Vicky, una dependienta de la expendiduría número 2 de La Jonquera, confirma sin ambages que la venta "se ha animado" durante los últimos días, sin llegar a los excelentes niveles de los años anteriores a la crisis.