El padre del periodismo gonzo fue despedido ayer según sus deseos. Su viuda, Anita Thompson, y unos 250 amigos acudieron a Woody Creek (cerca de Aspen, Colorado) para dar el último adiós a Hunter S. Thompson (arriba), que, haciendo gala de su peculiar actitud en vida, soñó con un funeral en el que sus cenizas explotarían por los aires, lanzadas desde un gran cañón que él mismo diseñó. Así lo quiso el autor de Miedo y asco en Las Vegas. Y así lo cumplió el protagonista de la versión cinematográfica de su libro, Johnny Depp (abajo), que se ha hecho cargo de todos los gastos.

"Hablamos un par de veces del asunto y lo que hago es asegurarme de que todo salga como él quería", comenta Depp. A primera hora de la mañana, los proyectiles desde los que por la noche lanzarían sus cenizas llegaron a la casa de montaña donde el periodista se pegó un tiro hace seis meses, a los 67 años. Todo estaba preparado para este acto en honor del excesivo autor, que imaginó cómo sus restos volarían desde el cañón de madera levantado detrás del que fuera su hogar, con una altura de 45 metros. La ceremonia fue privada, con íntimos amigos, entre los que estaban el actor Sean Penn y el músico Lyle Lovett (ex de Julia Roberts). N. S.