Tras una década de laboriosas negociaciones y desarrollo tecnológico, todo está a punto para que un cohete ruso Soyuz lance mañana al espacio el primer satélite de la red Galileo, el ambicioso sistema de navegación civil que aspira a ser la alternativa europea al programa estadounidense GPS. Giove A , como ha sido bautizado el satélite, se encuentra ya en el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) a la espera del despegue, previsto para las 6.19, hora española.

"Llegamos a una etapa esencial. Por fin pasamos de la teoría a la práctica", resume Dominique Detain, portavoz de la Agencia Europea del Espacio.

El Giove A y su compañero Giove B han sido concebidos como satélites de prueba para comprobar si el diseño, los parámetros de vuelo y las transmisiones son correctas, pero el objetivo de Galileo es colocar en órbita de aquí al año 2010 una treintena de satélites que garanticen y ofrezcan una precisión mayor que los GPS, al menos en el hemisferio norte. En un ejemplo sencillo, un automóvil equipado con un receptor Galileo que se encuentre en cualquier lugar del mundo podrá ser localizado con un margen de error de menos de un metro --quizá unos pocos centímetros--, unas prestaciones entre 10 y 20 veces mejores que las que ofrece la competencia de GPS, líder indiscutible del sector.

SECTORES INDUSTRIALES Esta precisión abre Galileo a innumerables sectores industriales, desde la navegación marina y aérea --con el desarrollo de pilotos automáticos, por ejemplo--, hasta la gestión forestal y agraria, la cartografía y el control del tráfico, entre otros.

Galileo, un proyecto conjunto de la Agencia Europea del Espacio (ESA) y la Unión Europea, tuvo una génesis compleja y luego estuvo a punto de fracasar debido esencialmente a la inversión que debían aportar los países participantes. Como resultado, ha acumulado un notable retraso y ello obliga a la ESA a lanzar el Giove A antes del próximo junio, puesto que de lo contrario perdería los derechos sobre las órbitas que le fueron concedidas por la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Así pues, el Giove B será lanzado durante la segunda mitad de 2006 en caso de que el Giove A sea un éxito, pero antes de marzo si resulta un fracaso. Con ambos satélites se pretende poner a prueba y "la tecnología de Galileo y demostrar sus servicios", dice el director del programa, el español Javier Benedicto.

La segunda fase de validación, entre 2007 y 2008, consistirá en el lanzamiento de cuatro nuevos satélites, el número mínimo a partir del cual la red ya puede ser operativa (de hecho, la precisión se obtiene porque tres o más ingenios reciben una misma señal desde tierra). Los 27 satélites de que contará la flota en su plenitud, más los tres reservas que se emplearán en situaciones problemáticas, tienen una vida útil prevista de entre 15 y 20 años.

Al margen de la competencia económica, la ESA se enfrenta a un reto tecnológico. Será la primera vez que envíe un satélite a una órbita media, a 23.000 kilómetros de altitud, que se supone muy estable pero de la que se desconoce casi por completo el entorno radioeléctrico. El Giove A , que ha sido fabricado por el consorcio británico SSL, lleva a bordo instrumentos de tecnología punta, incluyendo el reloj atómico más preciso jamás enviado al espacio, con un error estimado en una diezmillonésima de segundo por hora. No en vano, la precisión dependerá también de los relojes que lleve acoplados.

Por otro lado, Galileo cuenta con la participación de siete compañías españolas (Aena, Alcatel Espacio, EADS Casa, GMV, Hispasat, Indra y Sener), integradas en el consorcio Galileo Sistemas y Servicios. En total, España ha participado con un 14% en la construcción, puesta en marcha y operación de la constelación de satélites.

Además, informa Efe, España acogerá dos centros de control del programa, aunque todavía no se sabe en qué ciudades se ubicarán.