Donovan Párraga se cayó al pozo de aguas fecales de la urbanización La Beltraneja en la que vivía con su madre. Esta es la principal hipótesis de la policía en la investigación de la muerte del menor, que desapareció de su domicilio hace 11 meses y cuyos huesos fueron encontrados el pasado jueves en una fosa séptica ubicada a unos 500 metros de su casa. De momento, los forenses no han encontrado signos que delaten una muerte violenta, así que todo apunta a que Donovan, de 12 años, sufrió un accidente el mismo día en que desapareció.

La Guardia Civil, que tiene cada vez más descartada la posibilidad del homicidio, concluyó ayer los análisis del ADN. El informe del departamento de Criminalística fue realizado en Madrid con la colaboración de expertos de la Universidad de Granada. En él, se comparó el ADN de los huesos con el de los padres del menor, Francisco Párraga y Gloria Rodríguez, a quienes ya les tomaron muestras de saliva cuando el niño desapareció. Los resultados corroboran que los restos hallados en la fosa de La Beltraneja corresponden a los de Donovan.

Los tres forenses de Guadalajara que trabajan en el caso han realizado más de 400 fotografías al cadáver del niño. Las imágenes ya han sido enviadas a los expertos del Instituto de Toxicología de Madrid, que remitirán otro informe a los forenses. Estos elevaran sus conclusiones a la titular del Juzgado de Instrucción numero 3 de Guadalajara.