Victorino Martín Andrés, fallecido hoy a los 88 años, se inició en la ganadería a principios de los años 60 del siglo pasado hasta convertirse en el propietario de uno de los hierros más influyentes de la historia del toreo.

Martín Andrés, nacido en Galapagar (Madrid) el 6 de marzo de 1929, trabajó en el estanco y el bar de la familia, hasta que, tras la Guerra Civil y al fallecer su padre, se hizo cargo, con diez años, de su casa; poco después, de la carnicería de su tío y más tarde, él y sus hermanos abrieron dos carnicerías más en el pueblo.

Con parte del ganado que compraban, los hermanos Martín daban espectáculos taurinos primero, por los pueblos de Madrid y luego, por el centro de España.

En 1960 compró el primer lote de reses bravas, en 1963 el segundo y en 1965, el tercero, a los Escudero Calvo, nombre que mantuvo hasta que en 1965 puso el suyo propio a la ganadería que él mismo seleccionó.

El 18 de agosto de 1968 tuvo lugar la primera corrida en la que se lidiaron sus reses, y un mes después presentó tres corridas en Madrid, una de ellas regalada a Palomo Linares y El Cordobés, que no aceptaron. La torearon Juan Antonio Romero, Flores Vázquez y José Luis Borrero.

A partir de ese momento, sus toros, famosos desde entonces por su bravura, comenzaron a ser conocidos como "victorinos" o "vitorinos" y él como "el Paleto de Galapagar", ya que por aquel entonces sólo los adinerados podían permitirse ser ganaderos de reses bravas.

Desde 1972 su ganadería estuvo presente todos los años en la feria de San Isidro de Madrid, logrando importantes éxitos, lo que le llevó a salir hasta en dos ocasiones a hombros de la plaza de Las Ventas.

Una de ellas, el 1 de junio de 1982, en la que se denominó la Corrida del Siglo en Madrid, el ganadero salió a hombros de Las Ventas, junto a los tres matadores: Ruiz Miguel, Luis Francisco Espía y José Luis Palomar.

Sin embargo, a finales de los ochenta Victorino tuvo que hacer frente a una polémica sobre supuestas sospechas de "afeitado" (manipulación en las astas) de sus reses, por lo que el ganadero decidió abandonar las plazas españolas.

Llevó sus reses a Francia y el 31 de mayo de 1990 salió a hombros de la plaza de Nimes. Desde entonces ha sido un fijo cada temporada en los ruedos galos.

El 5 de abril de 1991 volvió a Las Ventas con seis astados para participar en el festival a beneficio de la catedral de la Almudena. Ese año, llevó también corridas a La Coruña y Bilbao, entre otras plazas.

En 1992 sus toros se lidiaron en Valencia, y en la feria de Guadalajara fue sancionado por "afeitado" de las reses.

Tras el cambio de reglamento, el 13 de junio de 1993 su ganado volvió "oficialmente" a Las Ventas de Madrid.

Participó en corridas en Sudamérica y tras unos años de ausencia, su ganadería volvió a los ruedos en 2004, en la Maestranza de Sevilla, durante la Ferial de Abril.

En 1983 recibió la Cruz al Mérito Agrícola; en 2001 recibió uno de los Premios de la Asociación de la Prensa, que entregó el Rey; en 2004 fue galardonado con el II Premio Nacional Taurino "Joaquín Vidal" y en 2007, el premio de la Asociación Nacional de Informadores Gráficos de Prensa y Televisión (ANIGP-TV).

Su ganadería ha sido distinguida en varias ocasiones (1975, 1976, 1978, y 1982) por el Ayuntamiento de Madrid y sus toros también han recibido trofeos en diversos festejos de España.

Designado en julio de 2010 Hijo Predilecto de Galapagar, desde hace muchos años tenía instaurada su residencia en la provincia de Cáceres, en la finca Monteviejo de la localidad de Moraleja, donde falleció hoy después de sufrir un "accidente cerebrovascular" el pasado domingo.

En esa finca cacereña pastan las reses de sus tres hierros: Victorino Martín, Urcola y Monteviejo.

En 2013 fue reconocido con la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, y en 2016 con el Premio Nacional de Cultura en su categoría de Tauromaquia, que le fue entregado por los Reyes el 13 de septiembre de 2017 en Cuenca, en su última aparición pública.