TCtuando aún resuenan los ecos de la Feria Internacional de Ornitología celebrada este fin de semana en Monfragüe, leo que una Gaviota Rosada del polo Artico ha aparecido en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Con lo frío que ha sido este invierno no me extraña nada que haya pensado que España es una extensión del polo. Entiendo que es la primera de una gran avanzadilla y que con el cambio climático todos nos hemos vuelto algo locos, incluidos los animales.

Se equivocó la gaviota, se equivocaba... Los que están perplejos son los ornitólogos, que alucinan con una gaviota ártica se haya acercado a los humedales manchegos en pleno invierno. ¡Vaya viaje!

El aumento de las emisiones de dióxido de carbono es un asunto al que no hay que quitar importancia, por mucho que lo intente el primo de Rajoy . Es cierto que no existe una serie mediciones lo suficientemente larga como para afirmar que estamos en un cambio climático, pero todo apunta a que éste tendrá consecuencias tanto en los animales como en las personas.

No recuerdo un invierno tan crudo como éste. Ni veranos de calor tan exasperante como los del último lustro. La gran ola registrada frente a las costas cántabras hace unas semanas sólo es la punta del iceberg de lo que se nos viene encima inexorablemente. Dicen que ya los científicos hablaron de cambio climático tras una sequía en el sureste español en 1846. Desde entonces nos están avisando y el ser humano se pone una venda en los ojos y se tapa los oídos para no darse por aludido de lo que parece un desastre inevitable. Refrán: Si ves a la gaviota polar es que el medio ambiente va a cambiar.