Cultivador inmóvil del vanguardismo, creacionista convencido y participante del irracionalismo poético, Gerardo Diego, uno de los grandes exponentes de la Generación del 27, creó poesía donde las palabras se unen al azar en un juego muy libre. Por ello, se trata de aceptar las imágenes creacionistas como son para caminar hacia un mundo inventado. Siguiendo esta línea se llega a los originales libros del autor Imagen (1922) y Manual de espumas (1924), dos obras cumbre.

La fecunda variedad de Gerardo Diego le hizo ganarse la alta consideración de críticos y lectores. Fue un adelantado en el arte de vanguardia y uno de los organizadores de la conmemoración gongorina de 1927. También aglutinó a los poetas jóvenes que formarían la llamada Generación del 27.

Este poeta santanderino estuvo vinculado a la poesía durante más de setenta años. Así queda puesto de manifiesto en su inmensa producción desde que escribiera el Romancero de la novia publicado en 1920 hasta los últimos poemas creados poco antes de morir en Madrid en 1987. Gerardo Diego dejó una extensa obra recogida en unos cuarenta libros de poesía y varios volúmenes de prosa, reconocida en 1979 con el Premio Miguel de Cervantes.

Manual de espumas , que se entrega mañana con el ejemplar de EL PERIODICO EXTREMADURA, es un fruto maduro en la nueva lírica de la vanguardia, y se puede considerar como el fruto lírico de la experiencia vital y estética vivida por el poeta en el verano de 1922. Alondra de verdad es como un diario íntimo que se encuentra con referencias paisajísticas, históricas y emocionales avistados desde el barco en el viaje de regreso de las Filipinas. Aquí todos los poemas están unidos pese a su variedad.