Los millones de metros cúbicos de agua que ocupan normalmente la plataforma continental del golfo de León, en el noroeste del Mediterráneo, se precipitan repentina y violentamente hacia las profundidades empleando como ruta un inmenso surco modelado en el lecho marino a la altura del cabo de Creus. La catarata, que mide entre 3 y 30 kilómetros de ancho y 100 de largo, la ha descubierto un equipo encabezado por investigadores de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, también en Barcelona, y el Centro de Investigación del Fondo Marino de Perpiny . La investigación, que hoy se publica en Nature , es fruto de 13 años de trabajos conjuntos. El fenómeno no tiene parangón en el Mediterráneo y solo se manifiesta en años señalados.