La ciudad de Nueva Orleans está casi perdida bajo las aguas desencadenadas por el huracán Katrina . Dos días después de que descargara la gigantesca tormenta, los equipos de emergencia se esforzaban ayer por paliar los catastróficos efectos de un huracán que ha dejado, según las estimaciones de las autoridades, "centenares de muertos". Los devastadores efectos de la furia de la naturaleza se sienten en Luisiana, Alabama, Georgia, Tennessee, Kentucky, Florida y, sobre todo, en Misisipí. En este último estado es donde se ha registrado hasta el momento el mayor número de fallecimientos.

Cinco millones de personas se encuentran sin electricidad; vastas regiones están inundadas; hay problemas de refugio, alojamiento y abastecimiento, y en varias localidades se ha decretado el estado de sitio para evitar actos de pillaje como los ocurridos en Nueva Orleans, donde fueron asaltados centros comerciales del centro de la ciudad.

REGRESO DE BUSH El presidente de Estados Unidos, George Bush, acortará sus vacaciones y regresa hoy a Washington para supervisar los esfuerzos federales de recuperación. El Pentágono, mientras, anunció la formación de un grupo especial para coordinar los trabajos de la Guardia Nacional y de las organizaciones de emergencia.

"Esta es una tragedia de grandes proporciones, mayores que cualquier cosa que hayamos visto en nuestra vida", constató ayer la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco. "La devastación es mayor que nuestros peores temores, simplemente es sobrecogedor", dijo Blanco.

Pocas horas después, la gobernadora se veía obligada a ordenar la evacuación de todas las personas que permanecían en la ciudad de Nueva Orleans, incluidos los que estaban en los refugios y los pacientes internados en los hospitales.

En su estado hay al menos 800.000 personas sin suministro eléctrico y el caos aumentó ayer en su principal núcleo urbano, Nueva Orleans, inundado en un 80% por las aguas del lago Ponchartrain. Al menos 1.200 personas fueron rescatadas de los tejados de sus casas.

En el vecino estado de Misisipí, ayer despertaron con una imagen del horror en cifras: sólo en la ciudad de Biloxi se hablaba de 55 muertos, 30 de ellos fallecidos en un edificio de apartamentos que se hundió por el impacto del Katrina . A media tarde, un portavoz de la ciudad agravaba el recuento y hablaba de "cientos de fallecidos".

Zonas situadas a 10 kilómetros de la costa en el estado estaban inundadas. La autopista interestatal 10, una de las principales arterias en la zona, estaba bloqueada y el gobernador, Haley Barbour, hablaba de un millón de hogares sin electricidad. La franja costera donde están situados muchos casinos del estado también estaba inundada.

SEMANAS Y MESES SIN HOGAR Las estimaciones de la agencia federal que organiza todos los trabajos de emergencia en la zona --FEMA en sus siglas en inglés-- sirven como el mejor retrato de la catástrofe y de la peligrosa situación. Según el director de FEMA, Mike Brown, decenas de miles de personas han perdido su hogar y necesitarán refugio durante semanas o quizá meses.

Una vez empiece a bajar el nivel de las aguas, la situación será increíblemente peligrosa" por el daño estructural causado en las casas, por la filtración de agentes químicos en las construcciones y por la presencia de cadáveres de animales y otros focos de infecciones. "Esto es realmente catastrófico", dijo Brown.

Mark Vislay, miembro de la Guardia Costera, contaba ayer que su helicóptero se llevó en un sólo viaje a 15 personas. "En cuanto descendías a un área aparecía gente desde todos los lados. Había pequeños fuegos, tendidos eléctricos caídos, árboles derrumbados partidos por la mitad ", relataba en la CNN. "Era algo realmente chocante".

Entre las organizaciones que están ayudando a paliar el desastre está la Cruz Roja, que se ha organizado en la que es la mayor movilización de su historia en Estados Unidos. El lunes por la noche la organización acogía a 37.000 personas en 240 instalaciones repartidas en los estados afectados. Ayer, la cifra se elevaba ya a 75.000 personas.

La presidenta de la Cruz Roja en EEUU, Marty Evans, no dudó en no maquillar el grave panorama: "Va a ser una operación a largo plazo" antes de que se pueda recuperar la normalidad, dijo. "Hablamos de muchas, muchas semanas. De meses".