Trece años después de que las clínicas de reproducción artificial españolas empezaran a congelar los embriones sobrantes de sus procesos de fecundación, el Gobierno ha autorizado que se les dé una salida legal: podrán ser utilizados para investigar sobre enfermedades incurables. Según los especialistas, se almacenan unos 50.000 embriones congelados.

El Consejo de Ministros dio ayer el visto bueno inicial a la medida, incluida en una reforma de la ley de reproducción asistida, de 1988, que abre la puerta al uso científico, reclamado desde hace años por expertos y partidos de la oposición.

El anteproyecto de ley, presentado por la ministra de Sanidad, Ana Pastor, establece también un mecanismo para que en el futuro no se genere un nuevo excedente de embriones. Sólo podrán fecundarse tres óvulos en cada intento de tener un hijo, y los tres deberán ser implantados a la mujer. Hasta ahora, esa cifra era ilimitada: se fertilizaba una media de 10 y se implantaban un mínimo de 5, con el fin de que alguno de los transferidos iniciara la gestación. Esto provocaba numerosos embarazos múltiples.

EVITAR PARTOS MULTIPLES

La nueva limitación legal pretende evitar esos partos múltiples, que "ponen en riesgo a los niños y a las madres", según la ministra. Sólo en los casos excepcionales, por razones de edad o de inminente esterilidad de la mujer, se podrá autorizar un número superior de fecundaciones.

El uso científico de los embriones estará sometido a numerosas restricciones. En primer lugar, deberá ser autorizado por la pareja que los haya originado. En caso de que denieguen el permiso, podrán conservarlos congelados, pero con un límite: hasta el final de la edad fértil de la mujer. Luego serán cedidos a la investigación. Si la pareja ha fallecido o no se les localiza, lo embriones podrán utilizarse para fines científicos si llevan cuatro años congelados.

Queda prohibida la manipulación de los embriones completos, ya que se autoriza la extracción de las células necesarias para la investigación en el momento de la descongelación. Pastor utilizó un clarificador paralelismo para explicar el procedimiento escogido: "Es lo mismo que se hace con un enfermo terminal al que se extrae un órgano para trasplante antes de que fallezca". Al embrión se les extraerán la células madre antes de que muera.

Las investigaciones se centrarán en "el conocimiento y tratamiento de enfermedades que aún no tienen una solución definitiva", entre las que la ministra citó el Alzheimer, el Parkinson y la diabetes.

Las líneas celulares obtenidas de los embriones no podrán ser utilizadas den investigaciones con ánimo de lucro. Estos deberán ser autorizados por una nueva instancia administrativa: el Centro Nacional de Transplantes y Medicina Regenerativa. Esta institución almacenará los tejidos obtenidos en un banco nacional de material celular.

CRITICA EPISCOPAL

Sólo los obispos criticaron el anteproyecto, aunque de forma muy matizada. La Conferencia Episcopal consideró que la reforma "mejora" la ley vigente aprobada por el PSOE, porque limita a tres la futura fecundación de ovocitos. Sin embargo, la considera

"insatisfactoria" porque sigue permitiendo "la producción artificial de personas". En cambio, científicos y expertos aplaudieron la reforma. El portavoz de Ciencia del PSOE la valoró, pero lamentó que "se hayan perdido tantos años por el empecinamiento del Gobierno".