Un hombre pasea por un parque. Tira un lata de refresco al suelo. Una voz anónima y mecánica retumba en sus oídos: "Recójalo, por favor. Hay una papelera cerca de usted". Es la última iniciativa de las controladoras autoridades británicas para mantener el orden en las calles: cámaras de seguridad parlantes.

El sistema ya funciona desde hace unos meses en Middlesbroug, pero, tras comprobar su éxito, el Ministerio de Interior ha decidido implantarlo en otras 20 ciudades. El funcionamiento es sencillo. A las cámaras de seguridad ya existentes, instaladas en farolas, semáforos y postes de la luz, se le implanta un altavoz. Desde el centro de control donde ser reciben las imágenes, el personal puede comunicarse con los viandantes para llamarles la atención o evitar que se cometa una infracción.

Aunque las autoridades de Middlesbroug aseguran que este sistema ha ayudado a prevenir peleas, destrozos y a mantener más limpia las calles, ya hay nuchas voces críticas, con este sistema que refuerza la vigilancia del país que ya es el más vigilado de Europa.