Franns Rilles Melgar, el boliviano de 33 años que perdió un brazo en un accidente laboral en Real de Gandia (Valencia) y al que sus jefes dejaron tirado en la calle porque no tenía papeles ni contrato, fue regularizado ayer por el Gobierno "por razones extraordinarias", según informó la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, tras el Consejo de Ministros.

Estas "razones extraordinarias" son, a la vez, escalofriantes. El 28 de mayo, una máquina de amasar segó el brazo izquierdo de Melgar. Los hermanos Rovira, responsables de la panificadora, lo subieron a la furgoneta de reparto y lo dejaron abandonado a 50 metros del hospital. Volvieron a la empresa, lo limpiaron todo y tiraron los restos de la extremidad a la basura. El suceso --denunciado por los sindicatos CCOO y UGT-- ha conmocionado a toda la sociedad, y ayer Melgar consiguió lo que tanto ansiaba desde que llegó a España hace tres años: los papeles.

"VIVO Y LEGAL" La noticia supuso para Carlos Melgar, el hermano de Franns que ayer se encontraba junto a él en un centro hospitalario de Valencia, "una bendición, porque está vivo y legal". El cónsul de Bolivia en Valencia, Mario Touchard pidió al Gobierno que regularice también a Carlos y a otra hermana, Silvia, que no tienen trabajo ni posibilidad de encontrarlo en estos momentos. Ambos están cuidando de su familiar, que no puede valerse por sí mismo.

El juez que investiga el suceso decidió ayer llamar a declarar como imputados a los hermanos Rovira, aunque no ha puesto fecha para el interrogatorio. La panificadora Rovira Safor SL, cerrada por las autoridades, era una empresa plagada de irregularidades, según UGT, que se personará como acusación. Las máquinas tenían desconectado el seguro para impedir a los empleados, casi todos sin papeles, parar durante la jornada laboral, que se extendía durante 12 horas por menos de 22 euros diarios.