La cuenca del Segura no recibirá del Tajo ni una gota de agua para regadío. Así lo acordó ayer el Consejo de Ministros al aprobar que el trasvase transporte sólo 39 hectómetros cúbicos de agua destinada al consumo humano durante los próximos tres meses. El Gobierno regional de Murcia, que había pedido un trasvase de 112,5 hectómetros calificó el día de ayer como el más "aciago, triste y negro" de su comunidad.

La decisión fue anunciada por la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que introdujo una salvedad: dentro de un mes el Ejecutivo analizará si se hace algún desembalse para "minimizar el impacto de la sequía en los cultivos leñosos". Si no llueve, es poco probable, sin embargo, que el Gobierno acepte reabrir el grifo para el riego. De la Vega aclaró que el objetivo de la decisión tomada ayer es garantizar que se pueda seguir trasvasando agua para consumo humano.

Si se hubiera acordado una transferencia mayor, podría ocurrir que a primeros del próximo año, las reservas de los embalses de la cabecera del Tajo bajen por debajo de los 240 hectómetros, límite a partir del cual la ley del trasvase impide transferir una sola gota, ni para consumo ni para la agricultura.

El Ministerio de Medio Ambiente argumentó, por su parte, que los embalses de Entrepeñas y Buendía, que abastecen el trasvase, han sufrido "una drástica caída" de sus reservas y disponen tan sólo de 329 hectómetros cúbicos, un 13% de su capacidad. La cuenca del Segura está al 11%.

Ninguno de estos argumentos servirán a para convencer a los regantes del Segura, cuya primera reacción fue de perplejidad. "Nunca hemos barajado que el Gobierno no diera ni una gota de agua para regadío", lamentó el presidente del sindicato central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, Francisco del Amor.