Tras semanas de reiteradas peticiones de la Generalitat, el Gobierno hizo saber ayer por primera vez hacia donde se orienta su alternativa al trasvase del Segre. La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega señaló a los periodistas, y fuera de micrófono, tras la reunión semanal del Consejo de Ministros que la compra de excedentes a regantes del Ebro era la mejor opción. Nada dijo de cómo hacer llegar esta agua a Barcelona. El Gobierno, el pasado mes de noviembre, descartó trasvasar agua del Ebro por ser inviable política y técnicamente. El Ejecutivo tomará la decisión final la próxima semana. El presidente José Montilla, pidió ayer al Gobierno --en una nota tan inusual como dura-- que le envíen los informes técnicos y las propuestas alternativas al plan Segre, "si es que existen". Hasta la fecha, la Generalitat no ha recibido escrito alguno.

Entendiendo que gracias a los regantes el problema política queda resuelto, pues ya no se trataría de sacar agua nueva del río sino agua que igualmente se capta, en principio para regadíos, la principal incógnita se centra en como resuelve el Gobierno el aspecto técnico.

El minitrasvase de 1989 que suministra agua a Tarragona nació de los excedentes creados tras la mejora de las conducciones de los regantes del Ebro. Con una captación de 4 metros cúbicos por segundo, el ministrasvase llega a Cunit, su destino hasta ahora, por una conducción que solo soporta 0,3 metros cúbicos por segundo.

Según algunas fuentes, lo que estaría barajando el Gobierno es efectuar una conexión limitada de caudal y, en paralelo, iniciar otra desde el Vendrell hasta Vilafranca.