El Gobierno expropiará terrenos de Palomares (Almería) donde cayeron bombas nucleares en 1966 "no para resolver un problema que no existe, sino para prevenir un riesgo potencial", dijo el director del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), Juan Antonio Rubio.

Rubio explicó que, 38 años después de desprenderse las bombas nucleares de un avión estadounidense y caer en Palomares, se han detectado signos de que en el subsuelo de la zona pueda persistir la contaminación. Pero aclaró que en superficie "no hay nada" de radiactividad y pidió "tranquilidad" a la población

La expropiación de tierras, que se realizará "en los próximos meses", afectará a siete hectáreas. En ellas, el Ciemat aplicará un plan de investigación y desarrollo para determinar si existe esa contaminación y retirar los terrenos contaminados.

Rubio informó de que durante los 38 años transcurrido desde el incidente se ha hecho un seguimiento "detallado" del personal y los cultivos de la zona, y apuntó que ahora se incidirá también en los estudios del subsuelo. Para el Ciemat, los signos de contaminación detectados en el subsuelo "son muy pequeños", pero, advirtió, "con esas cosas no se puede jugar".

BAÑO DE FRAGA El accidente se produjo el 17 de enero de 1966 al chocar en el aire un B-52, que transportaba cuatro bombas nucleares de hidrógeno, y un avión cisterna. Días después del suceso, el entonces ministro Manuel Fraga se bañó en la costa almeriense para demostrar que el agua donde cayó una de las bombas no estaba contaminada.