El Gobierno español ha comenzado a retirar el alambre de espinas que corona la doble valla que separa Melilla de Marruecos por los daños físicos que inflige a los inmigrantes que intentan saltarla. En su lugar se instalarán sensores y mallazos anti-intrusión no lesivos; las zonas críticas estarán equipadas con los dos dispositivos.

El Ejecutivo cumple así una promesa que había formulado hace ya un par de años. La propia vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, anunció en octubre del 2005, durante una visita a Melilla --en plena crisis por las continuas avalanchas de inmigrantes indocumentados--, que la concertina sería desmontada, después de que decenas de subsaharianos sufrieran cortes en las manos, las piernas y otras partes del cuerpo al escalar la alambrada para pasar a territorio español.

La retirada del alambre de espinas ha comenzado ya, y el Ministerio de Interior prevé que a final de año se habrán completado los trabajos en los nueve kilómetros de perímetro fronterizo que separan la ciudad autónoma del reino alauí. El Gobierno ha subrayado que los dos dispositivos que reemplazarán el alambre "no son lesivos".