La vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, y el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angel Sodano, se entrevistaron ayer por primera vez a solas desde que el PSOE ganó las elecciones. La circunstancia ocurrió hacia el final de la recepción, celebrada en la embajada española ante la Santa Sede con motivo de la elevación a cardenal del arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares.

Se trató de un coloquio reservado de 20 minutos de duración, en un salón adyacente al comedor del Palazzo di Spagna. Como telón de fondo estaba la situación que se creó en España tras las primeras reformas del Gobierno socialista y la crispada reacción que tuvieron las autoridades eclesiásticas españolas.

Al final la vicepresidenta no dio detalles y el cardenal se limitó a decir que ayer era "un día de fiesta y en las fiestas las cosas suelen ser buenas". Presionado por los informadores, el eclesiástico añadió: "Todos tenemos voluntad para resolver los problemas y con España debería ser fácil".

"Tenemos que trabajar mucho", había dicho la segunda autoridad vaticana a la vicepresidenta española poco antes del coloquio, mientras tomaban una limonada y un vino, rodeados de varios centenares de españoles que acudieron a la recepción. Luis Calvo, subsecretario de Exteriores, les acompañó en todo momento, excepto en la conversación final. Antes, le había presentado a varios obispos, cardenales, políticos y alguna monja, en un clima relajado y más bien alegre.

Por la mañana, Benedicto XVI había entregado el anillo a cada uno de los 15 cardenales investidos el viernes. Luego les invitó a comer.