A diferencia de otros líderes, los papas no necesitan preocuparse por sus niveles de popularidad, pero ayer Benedicto XVI debió de sentirse insatisfecho con la reacción de gobernantes, médicos, misioneros e incluso obispos a sus palabras del día anterior, pronunciadas justo antes de que su avión aterrizase en Yaundé, la capital de Camerún. El sida, sostuvo el Pontífice nada más iniciar su gira por Africa, "no se superará con la distribución de preservativos, que, al contrario, agravan el problema". Fue la segunda parte de su frase, esa conclusión de que a más condones más VIH, la que ahora ha sublevado a los gobiernos de España, Francia o Bélgica, al Fondo Global Contra el Sida, a oenegés como Médicos del Mundo y a religiosos y trabajadores sociales que se encuentran en el continente africano, el más castigado, con mucha diferencia, por este virus. Todos los reproches caben en uno: la declaración papal pone en peligro las políticas de salud pública y puede traer consigo más sida.

"Las palabras de Benedicto XVI siembran la duda sobre la eficacia de los programas de prevención de las enfermedades de transmisión sexual en contra de todas las evidencias científicas --dijo a este diario el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos--. Me gustaría que desde el Vaticano se entonara el mea culpa". En el mismo sentido se expresaron el Gobierno francés, que dijo sentir una "gran inquietud", y el de Bélgica, cuya ministra de Sanidad acogió con "estupefacción" la "peligrosa visión" de un Pontífice que censura también la acción de todos estos países. El departamento de Bernat Soria anunció ayer que enviará un millón de preservativos al Africa subsahariana, una región donde se encuentra el 67% de las personas con VIH, que en total suman 33 millones.

FACTICO La Iglesia rechaza los métodos artificiales de control de la natalidad, como recordó ayer el portavoz de la Santa Sede, un Federico Lombardi a quien le ha tocado el papel de apagafuegos. Pío XI, en su encíclicica Casti Connubii, de 1930, sostuvo que la contracepción era "una ofensa contra las leyes naturales y de Dios". Se trata de una postura dificilmente rebatible: se acepta o no se acepta. Sin embargo, Benedicto XVI, al decir que los condones "agravan" el sida --que a su modo de ver solo puede combatirse con "fidelidad y castidad"-- entra de lleno en lo fáctico y contrastable. Y su postura choca con los estudios: aunque el condón no es por si solo la solución a esta pandemia, reduce la transmisión del VIH en un 80%, según el último análisis de Cochrane Collaboration.

En el Fondo Global Contra el Sida dijeron sentirse "indignados" y en Médicos del Mundo estaban "coléricos" por unas declaraciones que han sido puestas en duda por un prelado. "Todo aquel que tenga sida y sea sexualmente activo debe proteger al resto", señaló Hans-Jochen Jaschke, obispo auxiliar de la diócesis de Hamburgo.