Contra todo pronóstico, porque su nombre no aparecía en las quinielas, el octogenario poeta chileno Gonzalo Rojas ganó ayer el Premio Cervantes 2003, el más prestigioso de los que se conceden en el ámbito de la literatura hispana. El galardón está dotado con 90.152 euros.

La sorpresa tiene también sabor a descubrimiento. Rojas es un poeta oculto y oscuro que ha escrito sin prisas una obra exquisita, pero no preciosista, "químicamente pura", según el componente del jurado que lo premió Alfredo Matus. Su nombre, uno de los más prestigiosos de la actual literatura chilena, se ha barajado en numerosas ocasiones como candidato al Nobel.

Premios no le han faltado a este autor de 84 años, nacido en Lebu (Chile) en 1917. En 1992 recibió el Nacional de Literatura de su país y el Reina Sofía de Poesía Latinoamericana, y en 1998. Pero el Cervantes le ha cogido por sorpresa.

ABRUMADO Desde su casa de Chillán, a 400 kilómetros al sur de Santiago, Rojas se mostraba ayer abrumado con la distinción: "Me ha costado un poco creer que esto tan maravilloso está pasando. Yo, un hijo de madre viuda, un hijo de minero, un hombre que fue del pobrerío de Chile y que se crió leyendo a escondidas la literatura de España... Es demasiado para mí".

De familia muy humilde, huérfano de padre desde muy niño, estudio Filología clásica gracias a una beca. Sus tempranas y prolongadas lecturas de Ovidio, Horacio y Catulo marcaron sus posteriores creaciones. Para él la tradición clásica es la única forma de renovación poética. La lectura de los místicos como Santa Teresa y San Juan de la Cruz ha influido también en su trabajo.

Antes de publicar su primer libro, La miseria del hombre (1948), coqueteó con el surrealismo. Más tarde, participó con Nicanor Parra en los Encuentros de Escritores Chilenos, semilla de un compromiso social que culminó en su servicio al Gobierno de Salvador Allende como diplomático. Publicó entonces su segundo libro Contra la muerte (1965).

El golpe de Estado le pilló en La Habana y le obligó a exiliarse en la en la universidad de Rostock, en la antigua RDA, para pasar más tarde a Venezuela a finales de los 70. Allí publicó Oscuro (1977) y posteriormente, entre otros, Transtierro (1979), El alumbrado (1986), Antología personal (1988), Antología del aire (1991) y Obra selecta (1999).