El primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, manifestó hoy su oposición a tramitar una ley que legalice la eutanasia en el Reino Unido, donde está prohibida y conlleva penas de cárcel.

"Estoy completamente en contra de leyes sobre eso", dijo Brown en declaraciones al programa "Today" de la emisora pública BBC Radio 4, en respuesta a una pregunta del primado católico de Inglaterra y Gales, Cormac Murphy-O'Connor, invitado en ese espacio radiofónico.

El jefe del Gobierno se mostró reacio a promulgar cualquier legislación "que ejerza presión sobre las personas para terminar con su vida". "Creo que debemos dejar muy claro que se reconoce la importancia de la vida humana", agregó el Primer Ministro.

Actualmente, el suicido asistido está tipificado como delito en Gran Bretaña con una pena máxima de catorce años de cárcel. El pasado mes, el diputado liberal-demócrata Evan Harris propuso en un debate parlamentario modificar la ley para que se faciliten las cosas a los enfermos terminales que decidan poner fin a su vida.

Según Harris, más de 900 ciudadanos británicos al año se ven forzados a obtener ayuda ilegal para morir, con el consiguiente riesgo penal para ellos y sus familias.

No obstante, más de un centenar de ciudadanos británicos han acabado con su vida en Dignitas, la controvertida organización suiza especializada en suicidio asistido, sin que sus familiares hayan tenido que rendir cuentas ante la Justicia.

A comienzos de este mes, la Fiscalía del Estado británico anunció que no emprenderá medidas legales contra los padres de un joven jugador de rugby inglés, paralítico por un accidente al practicar ese deporte, que falleció este año en una clínica de Dignitas.

El pasado octubre, la británica Debbie Purdy, de 45 años y aquejada de esclerosis múltiple, perdió una batalla legal en el Tribunal Superior de Londres, donde reclamó una clarificación de la ley que regula el suicidio asistido en el Reino Unido.

Debbie Purdy baraja la posibilidad de viajar a Suiza, donde la eutanasia está legalizada, para acabar con su vida si sigue empeorando su enfermedad. Sin embargo, la enferma teme que su marido, el músico cubano Omar Puente, pueda ser procesado en Gran Bretaña si le acompaña al país helvético.

En 2001, Diane Pretty, una británica tetrapléjica de 43 años ya fallecida que acudió a los tribunales para que se le permitiera la eutanasia asistida por su marido, fracasó en su intento de lograr inmunidad para su esposo.

Asimismo, la Cámara de los Lores bloqueó en 2006 un polémico proyecto de ley que autorizaba a los médicos a ayudar a morir a pacientes terminales.