El exvicepresidente de los EEUU Al Gore se sumó ayer a la larga lista de abanderados de la lucha contra el cambio climático que rechazan considerar la energía nuclear una alternativa limpia para frenar las emisiones que causan el efecto invernadero. "Soy escéptico respecto a esta cuestión y, en cualquier caso, lo que aporten las nucleares sería una parte pequeña y no significativa de la solución", respondió cuando fue interpelado durante una conferencia en Madrid.

Los partidarios de la energía atómica aprovechan cada ocasión en la que el cambio climático está sobre la mesa para intentar lavar la mala imagen que esta arrastra. En España se aspira, como mínimo, a alargar la vida de las actuales centrales y quizá a construir alguna nueva. Pero casi ninguno de los profetas del cambio climático lo admiten.

Al Gore les echó un nuevo jarro de agua fría. "El almacenamiento de residuos no está resuelto, dependemos del posible error de un gestor y su coste es muy alto", empezó. Luego criticó que, por ahora, "todas las centrales son de talla supergrande". Y alertó del peligro de la proliferación de bombas atómicas. "Si la opción del mundo es esta, diseminaremos el peligro nuclear por muchos países", sentenció ante un auditorio formado en parte por el empresariado que relanza la opción nuclear.

Sin críticasEl exvicepresidente acudió a Madrid como invitado a unas jornadas a sobre el cambio climático organizadas por un centenar de municipios, encabezados por Madrid. Eso explica que la presentación corriera cargo del madrileño Alberto Ruiz-Gallardón, pese a que su ciudad forma parte de la región española que más ha elevado las emisiones de efecto invernadero, con un crecimiento del 80% respecto a 1990. Gore, sin embargo, no hizo ni una referencia crítica y se despidió animando a Madrid y a España a liderar la lucha contra el calentamiento global.

Gore escenificó los mismos rotundos y efectistas mensajes de Una verdad incómoda y subrayó que la civilización nunca se vio tan amenazada como ahora.