Gracias a: Joaquín, a Charlie o a Quinito como decían algunos, a ti papa. Gracias por habernos enseñado tantas cosas... a valorar a no dar importancia a lo que no lo tenía, a respetar a los demás y a querernos tanto.

Has sido un ejemplo en tu vida, más aún en tu enfermedad, que llevaste admirablemente, saboreando y disfrutando de cada momento, dandonos muestra de tu gran entereza y de tu saber vivir.

Siempre te has rodeado de grandes amigos por donde has estado: San Vicente de Alcántara, Almendralejo y Alcántara. Todos hablan que eras una extraordinaria persona y que debemos estar orgulloso de ti. De eso doy fe. Hablo de Alemán, Patricio, Roncero, Juan Manuel, Matador, Lauri, Barriguita y tantos otros... algunos de ellos ya están contigo.

A mis hermanos Manolo y Chisco por su gran compromiso y entrega a su padre, a mi madre, que le colmó de atenciones y de cariño. Tus nietos te adoraban porque tu les adorabas a todos. Pablo se acuerda mucho de ti y dice que hace mucho tiempo que no te ve y que va a subir al cielo a buscarte para jugar contigo. A mi tío Emilio, que siempre estuvo en todo momento con él. A mi marido por su gran apoyo, a todos ellos y a muchos otros, muchas gracias.

Era una persona muy agradecida, que le gustaba tener atenciones a los que le rodeaban y compartir lo que tenía. Hoy te doy yo las gracias, gracias por todo, papa.

Tu hija.