Emerita Colors es el nombre de una asociación juvenil emeritense que tiene como objetivo unir a los jóvenes aficionados al grafiti y desarrollar esta actividad de forma legal y controlada, concienciándoles de que pintar en cualquier pared, o embadurnar algún monumento con pintura, no está nada bien, y menos cuando se trata de una ciudad cuyo conjunto histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

Al frente esta asociación se encuentra May (nombre artístico), un grafitero de 32 años, quien asegura que el spray, depende de quien lo use, "puede ser un arma muy buena o muy mala".

Por este motivo señala que "podemos decorar artísticamente un local o una fachada y luego, por otro lado, cualquier niño puede poner su nombre en una pared de la calle Santa Eulalia. Vivimos en Mérida, es nuestra ciudad, y hay que cuidarla. El vandalismo suele ser de gente muy jovencita, y lo que tratamos es que se salten esta fase y aprendan a pintar de manera profesional. Nosotros llevamos muchos años con el grafiti, y cuando uno llega a cierta edad, lo que nos queda es colaborar", afirma.

En este sentido, asegura que en la asociación la labor "es enseñarle a los jóvenes la parte buena del grafiti, la legal, hacer las cosas bien. Y hay que decir que en Emerita Colors hay gente superbuena y superlegal".

"El problema son los niños, hay chavales en Mérida de 12 años que no son conscientes de lo que pintan y queremos que se acerquen a la asociación para enseñarles como ir de legal", explica.

A pesar de todo, ir por las buenas a la hora de pintar un grafiti no es nada fácil, ya que hay que ir al ayuntamiento y solicitar por escrito dónde quieres pintar. Esto motiva que los jóvenes se tengan que ir al extrarradio a pintar casas semiderruidas o fábricas abandonadas, como la de La Cross, un complejo industrial abandonado con naves enormes donde actuaban con total libertad, aunque ya no, han sido derruidas para hacer pisos. Sólo ha quedado una en pie, y será la sede de la futura feria de muestras.

Pero irse a las afueras a pintar también trae problemas, "ya que siempre suele aparecer un drogadicto. Así que zona buena, no hay ninguna, las pocas que puedan haber están lejos y muy explotadas o no son seguras por estar cerca de la vía del tren".

Ante estas circunstancias, una de las aspiraciones de esta asociación es que el ayuntamiento les acondicione una zona para poder pintar, aunque todavía no han tenido suerte en este aspecto.

Para además de esta labor pedagógica con los jóvenes, Emerita Colors también colabora con el proyecto Factoría Joven y ha organizado talleres para la asociación Agora, en los que enseña a los jóvenes discapacitados el uso del spray.