La fiesta musical en la que cada año se convierte la entrega de los Grammy, los principales galardones de la industria discográfica, está empañada por los aires de censura a raíz de la polémica desatada por Janet Jackson.

Mientras la Academia estadounidense de Artes y Ciencias Discográficas ultima los detalles de esta ceremonia, prevista para mañana domingo en el estadio Staples de Los Angeles, la polémica continúa sobre la censura a la que se verá sometida esta transmisión.

La estadounidense Jackson, invitada para presentar el premio de honor a Luther Vandross, ha quedado fuera de la ceremonia después de que la breve visión de uno de sus senos por televisión en horario de máxima audiencia haya sido el principal recuerdo que ha quedado de la celebración el pasado domingo de la Superbowl, el partido final de la liga de fútbol americano.

Esta visión erótica ha sembrado un escándalo que está afectando directamente la transmisión de los Grammy, que quiere censurar cualquier imagen ofensiva emitiendo la ceremonia en diferido con unos cinco minutos de retraso.