La poca exaltación con que Europa ha recibido a la infanta contrasta con el insólito interés que ha despertado en China. Los diarios Beijing Times y Beijing Morning Post traducen al mandarín el nombre de Leonor (Lai-ang-nuo-er) y resulta que Ang significa caro, y nuo, promesa, lo que da munición a los republicanos para hacer juegos de palabras con los costes de la futura reina. La prensa destaca que los chinos ven con extrañeza a las monarquías en general y a la familia real española en particular.