Todas las especies de grandes simios se encuentran amenazadas de extinción y en algunos casos, como el gorila de montaña y el gorila del río Cross, las posibilidades de supervivencia en estado salvaje se limitan a unos pocos años, quizá sólo una generación humana, según advirtió ayer la ONU al presentar su primer atlas sobre nuestros parientes más cercanos. El PNUMA, la agencia de la ONU para el medio ambiente (www. unep-wcmc.org), subraya que las peores amenazas de los simios son ahora la deforestación y las enfermedades, incluso por delante de tradicionales enemigos como la caza y el coleccionismo.

Las carreteras, la tala maderera, la minería y otros factores ligados al crecimiento demográfico y al desarrollo urbano reducen de forma acelerada los hábitats adecuados para la supervivencia de los simios tanto en Africa, hogar de chimpancés, bonobos y gorilas, como en las islas asiáticas de Borneo y Sumatra, de donde son endémicos los orangutanes. Si la tendencia se mantiene, subraya el atlas, el 99% de los hábitats naturales del orangután sufrirán en el año 2030 un impacto medio o fuerte, es decir, sólo una de cada 100 hectáreas históricamente poblada por orangutanes podrá ser catalogada como apta. El impacto será del 90% en cuanto a los gorilas y del 92% para chimpancés y bonobos. Los porcentajes son actualmente del 70% para gorilas, chimpancés y bonobos y del 64% para orangutanes.

La familia de los grandes simios está constituida por seis especies (o 13 subespecies) con un total de 350.000 ejemplares, según datos del atlas, lo que equivale a uno por cada 20.000 humanos. "Todos los grandes primates están catalogados como en peligro o en peligro crítico de extinción", subraya el trabajo. Las diferencias, no obstante, son muy notables.

Los orangutanes constituyen un caso extremo, puesto que la ONU calcula que resisten en libertad 25.000 ejemplares.