La competición oficial del Festival de Cannes se cerró ayer con la proyección de Las maletas de Tulse Luper. The Moab story , un experimento visual y conceptual del artista británico Peter Greenaway, que cuenta con financiación catalana y de otros varios países europeos.

En realidad no parece apropiado hablar de película, ya que esta primera entrega de Las maletas de Tulse Luper es otra cosa. Para definirlo habría que recurrir al término de experimento audiovisual. Hay actores y conatos de historias, pero el modo de expresarlo dista mucho de la estructura tradicional del cine: descomposición de la pantalla en 3, 6 o 12 minipantallas con la misma acción en diversos momentos (antes, ahora, después), varios personajes hablando a la vez de un modo superpuesto, diálogos absurdos que coinciden con otros muy concretos.

REINVENTAR EL CINE

"Este es un gran y ambicioso proyecto --dijo Greenaway--, que está pensado para un nuevo público que surge en todo el mundo. Coincide con el pluralismo mediático, los nuevos conceptos, especialmente en la tecnología y los soportes, de un modo explícito el DVD. Podrá acusárseme de provocador si digo que el cine que se está haciendo es del siglo XIX. Hay que reinventar el cine".

En las notas de producción, el autor especifica que este proyecto audiovisual de tres entregas cubre unos 60 años de historia contemporánea, desde el descubrimiento del uranio, en 1928, hasta la caída del muro de Berlín y el final de la guerra fría, en 1989.

Aunque el argumento, por decirlo de algún modo, resulte confuso, Greenaway vuelve a mostrarse como un gran maestro de la plasticidad.

Previamente se presentaron dos películas más en la competición: la francesa Les c´telettes , de Bertrand Blier, con Philippe Noiret y Michel Bouquet , un divertimento de dos populares actores, y la interesante Sharasojyu , de la japonesa Naomi Kawase. Por otra parte, el español Jaime Rosales ha obtenido el premio de la Crítica por su primera película (Las horas del día ) proyectada en la Quincena de Realizadores.