Antes de las votaciones de los estados miembros de la UE, Greenpeace se ha reunido con el Comisario de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, en representación de la iniciativa 'Stop Glifosato'. Más transparencia científica, reducir el uso de pesticidas en Europa y sobre todo que no se conceda otra prórroga a la licencia del glifosato, son las medidas demandadas.

“No podemos elegir la cantidad de exposición al glifosato a que estamos sujetos, por lo que es necesario una acción reguladora. Está en más del 45% de los suelos europeos, en el agua, en el pan, en la cerveza… Si hacemos análisis a la orina de todos los presentes y a los restantes europeos, encontraremos glifosato en casi todos.”, advirtió el director de Greenpeace UE, Jorgo Riss.

Esta iniciativa ciudadana a la cual la oenegé da voz resulta de más de un millón de firmas recogidas en 22 de los Veintiocho. Es la cuarta de este tipo a llegar a Bruselas y, según,la Greenpeace la Comisión mayoritariamente escuchó sus propuestas, y esto “es un elemento más que hace que sea imposible que la Comisión siga haciendo negocios como hasta ahora”.

Renovación envuelta en polémica

La licencia original para la comercialización de la sustancia en la Unión Europea expiró en 2012, pero desde ahí, y como no hay consenso por parte de los estados miembros, la Comisión Europea ya ha concedido por dos veces una extensión temporal de la misma.

Fue justo en el año de la segunda prórroga, en 2015, que la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) emitió un comunicado considerando el glifosato "probablemente cancerígeno para humanos". Todavía, y una vez que las agencias europeas han siempre utilizado estudios de industria, tienen una posición diferente.

La polémica en torno del herbicida volvió cuando en septiembre pasado, tanto el periódico británico 'The Guardian' como el periódico italiano 'La Stampa', revelaron que el informe presentado por la Agencia Europea de Seguridad Alimentar (EFSA) tiene un centenar de páginas copiadas de un documento presentado por Monsanto en 2012 para pedir el permiso de comercialización del producto en la UE.

En julio, la Comisión Europea emitió un dictamen favorable a la renovación de la licencia basándose en este mismo informe.

Greenpeace denuncia también esta situación, pidiendo más transparencia a la hora de decidir qué estudios son utilizados. Asimismo, propone como alternativa que sean las autoridades públicas a contratar los laboratorios para que esos no sientan la presión de la industria a la hora de exhibir resultados.

Afectación en el ADN

El bioquímico Helmut Burtscher ha planteado cifras preocupantes. “Un 98% de los estudios de industria mantenidos en secreto concluyen que el glifosato no altera el ADN. Pero, en los estudios independientes, un 70% llega a la conclusión de que el ADN es afectado por el glifosato”, explicó el bioquímico a este diario.

Hasta el final de este año tiene que haber una mayoría calificada para tomar una decisión respecto a la posible prórroga del permiso de utilización de esta substancia química en la Unión, como advirtió Vytenis Andriukaitis.

El tema se debatirá este martes en Estrasburgo, donde el pleno votará un documento después del Comité de Medio Ambiente y Salud Pública haber apoyado la eliminación gradual del glifosato. Justo el día después tienen la palabra los Estados Miembros donde parece caer la carga de la prueba. Hasta el momento solo Francia, Italia, Austria y Luxemburgo declararon su posición desfavorable a la posible renovación de la substancia química en Europa.