El Baile de la Rosa es a los Grimaldis lo que las Navidades al resto de las familias: una cita en la que está terminantemente prohibido causar baja. Así que a las nueve en punto de la noche del sábado, Rainiero y su rosario de achaques hicieron la entrada triunfal en el Salón de las Estrellas del Sporting Club de Montecarlo. Al monarca, le seguían sus hijos Alberto, Estefanía y Carolina, del brazo de su esposo, Ernesto de Hannóver.

Allí les esperaban miles de rosas (tal como instauró la fallecida Grace) y un plantel de invitados que, como el modisto Karl Lagerfeld y la modelo Tascha de Vasconcelos, pagaron 700 euros (116.000 pesetas) para disfrutar de la cena y levantar acta de la fría relación de Carolina y Estefanía: no se dirigieron la palabra.